miércoles, 11 de agosto de 2010
Derribar la estación, una mala decisión
Carta al director del diario "La Rioja", publicada el 27 de Mayo de 2010
Comenzaré haciendo una petición a quien o a quienes corresponda: si existe alguna pequeña posibilidad de conservar, aprovechar e integrar el edificio de la estación de ferrocarril de Logroño, háganlo, por favor .
Este edificio, al igual que otros de cierta antigüedad de nuestra ciudad, es parte de la historia de Logroño. Conservarlos es lo que hace que una ciudad sea reconocible por sus ciudadanos y sus futuras generaciones, así como por los que nos visitan. Si no se conservasen, las ciudades serían, sin animus molestandi, como sus últimos barrios modernos y recién construidos (en Logroño, por ejemplo, El Cubo, el Arco, Cascajos, Valdegastea).
¿Por qué no legislar que se derriben todos los edificios de mas de 20 años?, así siempre seriamos una ciudad joven y moderna, sin pasado que mostrar a nuestros hijos y nietos, salvo por los recuerdos pictóricos o fotográficos.
No entiendo que se encargue un proyecto para la nueva zona de estación intermodal y soterramiento del ferrocarril y el profesional encargado sea incapaz de integrar este edificio o aportar una idea o solución innovadora.
Pero, además de todo esto, es mala idea porque incumple una promesa electoral del equipo de gobierno municipal y porque se necesitan espacios en esta ciudad para actividades sociales, culturales y de integración social.
Por último, reconoceré que el ferrocarril ha sido y es parte de mi vida, siempre he vivido cerca de los raíles y traviesas con olor a criolita, bien fuera de Logroño -soy hijo y nieto de ferroviarios- o bien en esta mi ciudad. No solo he pasado muchos ratos en esa estación como viajero o de espera, sino que he vivido y vivo a pie de vía desde que habité con mis abuelos las casas bajas de los ferroviarios al lado de Campo Viejo, pasando por el grupo de viviendas de ferroviarios de Duques de Nájera, donde viví con mis padres hasta hoy en día, en El Cubo, donde veo pasar desde mi ventana los trenes de mercancías, regionales, talgos y expresos con mi mujer.
Desde luego no soy imparcial, pero mi petición sigue firme y argumentada. ¡Conserven la estación de ferrocarril! No falten a su palabra.
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