viernes, 20 de agosto de 2010

Hagan juego señores, el miedo gana

Observo con gran preocupación la evolución de los noticieros televisivos de las distintas cadenas de implantación nacional y de cómo en algunos de ellos (antena 3 ó tele 5 como ejemplos más claros) se convierten en auténticos generadores de miedo, incertidumbre y preocupación ocupando gran parte de su espacio con noticias más propias del extinto diario “El Caso” o de las páginas de sucesos más truculentas de los periódicos.

Si te fijas bien las noticias de portada suelen ser todas de las que podríamos coloquialmente definir como “malas” y derivan en el transcurso de la emisión en una retahíla de cinco o seis noticias seguidas que hablan de desgracias, acontecimientos luctuosos de todo tipo, peligros existentes en la sociedad, algunos ya conocidos, otros nuevos y otros directamente inventados.
Esta manera de comunicar tiene además una nueva vertiente que supone dar noticias en algunos casos sin contrastar e incluso acompañadas de imágenes obtenidas en la red, por ejemplo de youtube, cuando no de grabaciones enviadas por uno que pasaba por allí. Suelen presentarse con un titular intimidante, hace poco vi una que hablaba de “gaviotas asesinas en Barcelona”,  luego bajan el tono en la narración en off de la noticia y vamos que al final no suele ser para tanto.

Es habitual que el que al día siguiente se haga una rectificación porque la noticia no era real, ¿recuerdan el contratista que ofrecía empleo en Abu Dhabi a 2000 euros el contrato mensual?, o porque el documento gráfico que la acompañaba no se correspondía a la realidad de esa noticia, recuerdo casos de tornados, riadas o terremotos que si han ocurrido pero las imágenes que ofrecían no eran de ese lugar, ó simplemente era un engaño introducido en la gran red de comunicación global-www y que al parecer los redactores son incapaces de controlar o discriminar.

Reflexionando sobre este asunto, me pregunto que se busca con ello, ¿porque son innumerables las malas noticias y no abundan las esperanzadoras, las que informan de actos de bondad, de progreso de la humanidad, de iniciativas que ahondan en el bien común, en definitiva las buenas noticias?.
Algunos expertos opinan que a los humanos nos interesan más las noticias, con morbo o que contengan algún peligro intrínseco, porque nos ayudan a tomar nota y no cometer errores en el futuro, en definitiva nos ayudan a saber como protegernos llegado el caso, pero también es cierto, que otros puntos de vista dicen que este fenómeno se ha estudiado en sociedades como la estadounidense y que curiosamente las noticias de asesinatos, delitos o catástrofes han aumentado en un porcentaje que no se corresponde con el número de dichos sucesos que incluso han disminuido en su casuística.

Siguiendo en esa línea hay quien dice que el asustar o tener acojonado al personal hace que la gente sea más desconfiada con el mundo que le rodea, sea más receptiva a los anuncios de amenazas externas a su entorno familiar o país, miran por si mismos y no por sus vecinos, conciudadanos, paisanos o congéneres, osea nos hacemos más individualistas y dispuestos a protegernos como sea (en Estados Unidos pueden llevar armas de fuego) y menos dispuestos a asociarnos, colaborar con otros congéneres y tener un espíritu crítico sobre lo que vemos en televisión.
Esto ayuda a mantener el status quo de una sociedad capitalista y consumista, individualista, poco asociativa y más pendiente del que hay de lo mío que de unirse para trabajar por un objetivo común, interrelacionarse para conocer otras formas de ver las cosas y así entenderlas mejor, abrirnos a otras culturas que habitan en el mismo planeta y las tienes a la vuelta de la esquina y que son tan respetables como la nuestra, usar la globalización de manera positiva en vez de verlo como algo peligroso.

Tenemos acceso a mas información que nunca, a poder relacionarnos con mas personas que nunca, un habitante europeo de la Edad Media se relacionaba en su vida con menos personas de las que nosotros podemos conocer a través de las redes sociales en una semana, dichos contactos a través d elas redes sociales de internet no son sustitutivas de las relaciones personales directas pero que si aportan cercanía y posibilidad de compartir experiencias y conocimiento de una manera hasta ahora nunca imaginada.

No creo que la próxima vez que encienda el televisor nada haya cambiado, pero si quiero estimular el espíritu critico frente a la información que nos dan y como nos la dan, no quiero seguirles el juego y vivir con miedo,quiero información veraz y contrastada y no leyendas urbanas construidas para tener al personal en estado de alerta permanente y con ganas de defenderse de no se sabe muy bien que.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Derribar la estación, una mala decisión


Carta al director del diario "La Rioja", publicada el 27 de Mayo de 2010

Comenzaré haciendo una petición a quien o a quienes corresponda: si existe alguna pequeña posibilidad de conservar, aprovechar e integrar el edificio de la estación de ferrocarril de Logroño, háganlo, por favor .


Este edificio, al igual que otros de cierta antigüedad de nuestra ciudad, es parte de la historia de Logroño. Conservarlos es lo que hace que una ciudad sea reconocible por sus ciudadanos y sus futuras generaciones, así como por los que nos visitan. Si no se conservasen, las ciudades serían, sin animus molestandi, como sus últimos barrios modernos y recién construidos (en Logroño, por ejemplo, El Cubo, el Arco, Cascajos, Valdegastea).

¿Por qué no legislar que se derriben todos los edificios de mas de 20 años?, así siempre seriamos una ciudad joven y moderna, sin pasado que mostrar a nuestros hijos y nietos, salvo por los recuerdos pictóricos o fotográficos.

No entiendo que se encargue un proyecto para la nueva zona de estación intermodal y soterramiento del ferrocarril y el profesional encargado sea incapaz de integrar este edificio o aportar una idea o solución innovadora.

Pero, además de todo esto, es mala idea porque incumple una promesa electoral del equipo de gobierno municipal y porque se necesitan espacios en esta ciudad para actividades sociales, culturales y de integración social.

Por último, reconoceré que el ferrocarril ha sido y es parte de mi vida, siempre he vivido cerca de los raíles y traviesas con olor a criolita, bien fuera de Logroño -soy hijo y nieto de ferroviarios- o bien en esta mi ciudad. No solo he pasado muchos ratos en esa estación como viajero o de espera, sino que he vivido y vivo a pie de vía desde que habité con mis abuelos las casas bajas de los ferroviarios al lado de Campo Viejo, pasando por el grupo de viviendas de ferroviarios de Duques de Nájera, donde viví con mis padres hasta hoy en día, en El Cubo, donde veo pasar desde mi ventana los trenes de mercancías, regionales, talgos y expresos con mi mujer.

Desde luego no soy imparcial, pero mi petición sigue firme y argumentada. ¡Conserven la estación de ferrocarril! No falten a su palabra.